Anterior Siguiente
B. Concepto
El derecho a la asistencia sanitaria puede definirse de la siguiente forma:
La facultad individual de obtener de los poderes públicos los auxilios de las ciencias médicas para la prevención, la curación, el alivio físico o el consuelo psico-afectivo eficaces en la enfermedad.
El concepto de salud humana debe ser entendido como la capacidad para apropiarse y poseer el propio cuerpo. Si somos en un cuerpo y somos un cuerpo, la salud consistirá en que el yo, el contenido, sea amo y señor del marco físico que lo contiene.
La enfermedad en tanto disminución de aquella capacidad de apropiación, produce la desapoderación del propio cuerpo con relación al yo. Este hecho produce un estado de desvalimiento y de falta de plenitud que repercute negativamente sobre la idea de dignidad humana que preside la doctrina de los derechos humanos fundamentales. La vida en un cuerpo enfermo es una vida menos plena, y que exige, en nombre de la dignidad humana, del auxilio exterior para realizarse.
La enfermedad produce un estado de desapoderación y desvalimiento humano que necesita ser asistido. La asistencia sanitaria puede ser para acabar con la enfermedad, produciendo la curación del enfermo, o bien para hacer la enfermedad más llevadera y más plena la vida del enfermo, llevándole alivio, ayuda o consuelo. La asistencia sanitaria, pues, libera a la vez que intenta alcanzar una mayor igualdad en las condiciones físicas o psicológicas de los individuos mediante la curación o el apoyo externo.
La violación del derecho a la asistencia sanitaria, como la de los derechos de segunda generación, se produce por una abstención de los poderes públicos, por el fallo en la provisión de una adecuada asistencia sanitaria universalizada y de unos niveles aceptablemente dignos. Las causas se hallan generalmente ligadas a la insuficiente e inadecuada asignación de recursos públicos para la salud y a la falta de voluntad política de cambiar aquellos patrones de asignación de recursos.
La insuficiente asignación de recursos suele estar vinculada al establecimiento de prioridades sobre otros campos de la acción del Estado (defensa, v.gr.); la inadecuada asignación guarda relación más bien con el modelo asistencial que se adopta (medicina muy tecnificada y para unos pocos, en desmedro de los métodos poblacionales). La consecuencia es siempre la misma: más padecimientos, más muertes, más enfermedad y mayores repercusiones individuales y sociales de la enfermedad (pobreza, desempleo, falta de oportunidades).

Anterior Siguiente