La discriminación entre los seres humanos por motivos de raza, color u origen étnico es un atentado contra la dignidad humana y debe condenarse como una negación de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, una violación de los Derechos Humanos y de las libertades fundamentales...
El fundamento inmediato o justificación de este derecho radica en la seguridad jurídica, entendida como el pacífico disfrute del ejercicio de los Derechos Humanos en un régimen de igualdad.