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Concepto
El concepto "derecho a la cultura" es relativamente nuevo.
La cultura, en el pasado, se entendía aquello que se adecuaba a valores de determinadas élites.
Sin embargo la cultura, que en su origen etimológico alude a "cultivo", es todo el lo que los hombres y las mujeres que personalmente o en cuanto forman parte de un pueblo hacen, modificando la naturaleza, de acuerdo a ciertos valores y actitudes que los identifican. De tal modo que hablar del "derecho a la cultura" podría ser una forma de aludir el conjunto de todos los Derechos Humanos, porque tanto es cultura la libre expresión como el trabajo, la participación política como la salud o la autodeterminación de cada pueblo. Es más, la cultura no es sólo lo que permite la identificación y el crecimiento de cada persona, sino también de cada pueblo. También es cultura el desarrollo y la paz.
No podemos llegar a una definición con validez universal de los derechos culturales; es una tarea difícil. Quizás más que otros, estos derechos cambian de una situación a otra. Dependen hasta cierto punto, de otros derechos enunciados en artículos de la Declaración Universal, como por ejemplo, el "derecho a la autodeterminación", el "derecho a la educación", el "derecho a un nivel de vida adecuado", el "derecho a informar y a ser informado", el "derecho al trabajo", el "derecho a una remuneración justa y favorable, asegurando una existencia propia de la dignidad humana", etc.
Decimos con esto que los derechos culturales deben ser divididos en categorías diferentes, pues el contenido de los mismos variará, según se hayan cumplido o no, aquellos otros derechos íntimamente vinculados a los derechos culturales que fueron antes enunciados.
La evolución de las diferentes formulaciones de este derecho han seguido una doble orientación, una por el sujeto y otra por el objeto, aunque ambas han ido ampliando sus horizontes en una y otra dirección.

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