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A. Origen y evolución histórica
La previsión social nació para reparar las consecuencias de los riesgos de trabajo y naturales que, al privar al hombre de su capacidad de trabajo y de ganancia, le arrojaban a la miseria.
La primera idea del riesgo profesional recogida en forma de ley aparece en la Ley de 9 de abril de 1898 promulgada por el Parlamento francés, para luego difundirse rápidamente por los pueblos latinos. La posibilidad de generar una idea sobre los riesgos del trabajo se debe en especial a los esfuerzos y gestiones de los juristas de Bélgica y Francia durante el siglo pasado. Los primeros tratadistas no hablaron específicamente de seguridad social, pero intentaron una nueva interpretación de los principios del derecho civil que permitiera un viraje hacia la idea del riesgo profesional. El derecho civil del siglo pasado no obligaba al patrono a ningún pago de indemnización por accidentes de trabajo. En ese entonces, las causas de accidentes de trabajo, según datos estadísticos, eran:
  1. por culpa del trabajador, sus descuidos frente al peligro;
  2. por culpa del empresario, por órdenes imprudentes o carencia de medidas preventivas;
  3. por caso fortuito o fuerza mayor, deficiencias de carácter técnico o de fabricación de las máquinas;
  4. por actos de terceros, especialmente compañeros de la víctima.
El derecho civil hacía responsable al empresario únicamente en la hipótesis de culpa de su parte. Además para que una acción prosperara el trabajador debía probar la existencia de una relación de trabajo, que había sufrido un accidente que le causó un daño, que éste ocurrió como consecuencia del trabajo desarrollado, y por último que el patrono utilizaba conscientemente maquinarias defectuosas.
Según algunos autores, a mediados de nuestro siglo surge la idea de la seguridad social, como ideal a realizar, en las acciones impulsadas por el presidente norteamericano Roosevelt y el economista inglés William Beveridge.
Puede rastrearse, en realidad, el nacimiento de esta idea en los siglos XVIII y XIX. Después de la proclamación de la República en Francia, la Convención se abocó a la tarea de redactar una constitución. La Declaración de 1793 fue una transacción entre dos tendencias, pues si subsistió la idea de la propiedad privada como derecho natural, se introdujeron los artículos 21 y 22, creadores de los primeros derechos sociales de los hombres. El artículo 21 ponía fin a la idea de la caridad, la asistencia y la beneficencia y planteaba el pensamiento de que la sociedad tiene el deber de asegurar a los hombres un trabajo que les proporcione un ingreso para una vida decorosa. El mismo precepto propuso el principio de que la sociedad estaba también obligada a "asegurar los medios de existencia a quiénes no disponían de la capacidad de trabajo". El artículo 22, después de declarar que la instrucción es una exigencia de todos los seres humanos, afirmaba el deber social de ponerla al alcance de todos los ciudadanos.
Por otra parte, Simón Bolivar presentó en febrero de 1819 un proyecto de constitución para Venezuela. En éste se encuentra un párrafo en el que acuñó el término de seguridad social, nunca antes usado.
Durante la segunda década de nuestro siglo las transformaciones económicas, sociales y políticas produjeron un debilitamiento del individualismo y liberalismo económico y político. Fue creciendo, entonces, la idea de una auténtica solidaridad social y un intervencionismo de estado en beneficio de toda la población. Roosevelt auspició la política del New Deal y envió al Congreso Federal estadounidense un proyecto de ley sobre la seguridad social que se aprobó en 1935. Ahí renació la fórmula de Bolívar y se anunció la doctrina del Welfare State (Estado de Bienestar).
En Agosto de 1941 Churchill y Roosevelt suscribieron la Carta del Atlántico. En ella, la idea de la seguridad social multiplicó sus perfiles, pues no se concretó a considerar el bienestar de cada persona, sino que lanzó el problema a la humanidad, al imponer a todas las naciones la colaboración en el campo económico, a fin de que cada una pudiera realizar dentro de sus fronteras los ideales del derecho del trabajo y de la seguridad social. En 1942 William Beveridge presentó al gobierno inglés un plan de reestructuración y ampliación de los seguros sociales. La trascendencia de su obra radica en la unión total de la idea de la seguridad internacional con la de la seguridad social de los hombres de cada comunidad nacional en una relación dialéctica. En 1944 la OIT lanzó la Declaración de Filadelfia. Su apartado tercero proclamaba el fomento de programas que permitan "lograr el pleno empleo y la elevación del nivel de vida; impartir formación profesional; garantizar ingresos básicos a quiénes los necesiten y prestar asistencia médica completa; proteger adecuadamente la vida y la salud de los trabajadores; proteger la infancia y la maternidad; administrar alimentos, vivienda y medios de recreo y cultura adecuados; garantizar iguales oportunidades educativas y profesionales".

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