C4.1.5. REFLEXION Y ANALISIS
La esclavitud es la antípoda de los tres principios inspiradores
de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano: de la
igualdad, porque el esclavo es visto en condición de inferioridad,
a mitad de camino entre el hombre y la herramienta. negación de
la libertad, por antonomasia, porque esclavo es el no-libre y la fraternidad,
porque no puede considerarse la esclavitud un trato fraterno.
La antigüedad de este flagelo de la humanidad, y sobre todo el
hecho de haber sobrevivido adoptando "formas contemporáneas" puede
ser motivo de un profundo cuestionamiento sobre nuestro verdadero grado
de humanidad. El hecho de E.Fromm denuncie un "miedo a la libertad" puede
vincularse a cierta propensión casi tanática hacia la esclavitud.
Orwel con cierta ingenuidad suponía que en el futuro unos ojos electrónicos
controlado por el poder vigilarían nuestra actividad cotidiana:
mucho más eficaz es el modo actual de condicionar nuestra conducta
a partir de pantallas puestas ante nuestros ojos. Ellas nos permiten ver
sólo lo que los poderosos determinan, y ocultan lo que a sus intereses
no les conviene, entre estas cosas ocultas están los proxenetas,
los tratantes de mujeres (asiáticas, centroamericanas, africanas,
etc.) y de niños. Estos modos de esclavitud más toscos y
atroces sólo son posibles en el contexto de esclavitudes más
sutiles y elegantes, las de los consumidores ingenuos de medios masivos,
que no llegan a ser conscientes de lo que ocurre.
Pero además, no sólo los proxenetas o tratantes son responsables
de estos nuevos modos de esclavitud, sino también los consumidores
de sus negocios de pornografía, prostitución, etc. que no
entran a distinguir si quien satisface sus apetitos lo hace por voluntad
plena, o forzado por un sistema económico, cultural o social que
no le permite otro modo de vida.