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D16.7.1. DESDE LA REALIDAD

"...También se puede oír la voz bronca de un maniaco que acaba de ingresar o de alguien del personal que avisa: "Se nos va, se nos va". Es la señal que significa que un enfermo está a punto de agitarse.
Alguna puerta permanece cerrada con llave. Detrás hay gente como Sara: una mujer alucinada que lleva meses sin responder a la medicación y que vive sujeta a la cama. Cuando entra alguien, se queda mirando y sonríe: "Tú eres mi hermana". Al levantar la sábana, aparecen las correas marrones abrazadas a sus muñecas: "Libertad, libertad", exclama. El lunes fue sometida a la primera sesión de electrochoque con la ilusión de que despierte.
El otro mundo, el de Petra, es el poso del antiguo hospital Camilo Alonso Vega, que nació hace 24 años y en el que ya no se admiten ingresos: allí viven enfermos con historias clínicas más gruesas que tratados de Derecho, los irrecuperables para el territorio de afuera. Hay esquizofrénicos residuales, como ella; dementes seniles, mongólicos profundos, retrasados mentales y algún asesino que confundió a su víctima con un malvado perseguidor. Así, hasta 260 enfermos..." (1)
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