DESDE LA REALIDAD
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"Relato de AHVV, detenida por la CNI (Central Nacional de Informaciones
Chilena) el 20 de marzo de 1980 en un escrito agregado al recurso de amparo
interpuesto en su favor: ... Al llegar subí dos escalinatas y me
encapucharon. En un verdadero calvario fui objeto de los siguientes malos
tratos o torturas: Una mujer me registró, tocándome en forma
grosera mis partes íntimas; luego me llevaron a otro lugar, al parecer
una pequeña sala. Se encontraban en ella varios individuos, dos
de los cuales me desnudaron y me amarraron de pies y manos, separados,
a un banco como los de las plazas, en el cual cabía sido recostada
de espaldas. Me pusieron electrodos en las sienes, en los senos, en los
dedos de los pies, en la vagina (escuchaba... en forma vulgar mis torturadores
decían: "Metéle el cable por la ... a esa huevona"), y a
así comenzaron a aplicarme electricidad mientras era tratada en
forma grosera, vulgar y vejatoria para mi condición de mujer. Se
me interrogaba por un vecino a quien buscaban, según ellos, como
un delincuente político extremista terrorista. Perdí la noción
del tiempo por la tortura; al parecer, en la noche del jueves me llevaron
a otra sala, diciendo mis torturadores que tendrían que aplicarme
otro tratamiento, pues yo era muy dura. (...) Mis torturadores se preocuparon
por mi desmayo, pues cuando volví o recuperé el conocimiento
estaba tendida en el suelo y me daban fricciones en el cuerpo. Una persona
que decía ser doctor me preguntaba cómo me sentía.
Le dije que la cabeza, al parecer, se reventaría por el dolor, ya
que cuando estaba colgada me quedaba hacia abajo. Mentí para lograr
que disminuyera la tortura. Le dije a esta persona que cuando era niña
había tenido una serie de traumatismos; también le dije que
tenía temor de ser violada; que actualmente tenía una infección
en las vías urinarias. Entre los torturadores se incriminaban mutuamente,
ya que producto de estas torturas me habían quedado huellas en el
cuerpo, las que tendrían que desaparecer. A partir del Viernes 21
de Marzo solo fui objeto de presiones psicológicas, siempre destinadas
a que reconociera participación en hechos y actividades de las que
no tengo conocimiento alguno, de que relatara actividades de vecinos o
amigos"(1).
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"Mi nombre es Francisca, tengo 33 años. Soy del departamento de
Ayacucho; vivo en Huancayo desde hace años. Soy una mujer que ha
trabajado desde niña, mi madre falleció cuando yo tenía
cerca a 6 años. Mi padre se volvió a casar y empecé
a recibir maltratos; tanto de mi padre como de mi madrastra; me pegaban
cuando no podía hacer algunas cosas que me mandaban, por ejemplo,
cargar a una hermana que tenía 4 años y no podía porque
yo era pequeña. También me hacían trabajar en la chacra
cultivando papas, oca, olluco. Esto crece en mi pueblo porque es altura.
De la casa de mi padre me salí porque ya no soportaba los golpes
y me fui a vivir con mi hermana, estuve con ella y su familia, pero también
me pegaba. (...) entonces mi hermana me empleó como muchacha, ella
recibía el sueldo de dos o tres meses y yo tenía que trabajar,
siempre me hacía así. Yo trabajaba y no me preocupé
de estudiar; me matricularon en la escuela, sólo asistí 3
meses. No tenía útiles escolares, mi cuñado hablaba
y como era niña no me importaba aprender. A los 14 años me
casé, mi esposo era un nativo campa, trabajaba en una fábrica
de gaseosas. Yo no esperaba el sueldo de mi esposo, ya que continuaba trabajando,
lavaba ropa, vendía comidas y así nunca me faltaba nada.
Estábamos así cuando empezó los "movimientos". (...)
Cuando sucedió esto, nos fuimos a la tierra de mi esposo, Adentro
es su pueblo; allí otra vez empecé a sufrir, mi esposo se
volvió alcohólico tomando masato, ya no quería trabajar.
Me pegaba, a mis hijos también les pegaba y nos botaba al monte
(...) Los militares han hecho mucho daño ¿qué cosa
no han hecho? muchos abusos han cometido. Delante de los esposos violaban
a las mujeres. Nos sacaban de nuestras casas a las cinco de la mañana
para hacernos "ranear", no les importaba que las mujeres estuvieran gestando,
ni a los niños respetaban. Nos acusaban de ayudar a los "terrucos"
y nos pedían que avisemos quiénes son "compañeros".
Si no sabemos, qué cosa vamos a decir, pues, aunque nos maten. A
quién vamos a acusar, y por gusto; los que eran "compañeros"
sabrían en sus conciencias, en realidad nosotros inocentes qué
podíamos decir. Como nosotros somos ignorantes, no sabíamos
lo que es política, qué cosa vamos a decir"(2).
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"Los ciudadanos de El Salvador y Guatemala comparten una historia de represión
política ejercida por fuerzas militares y paramilitares de derecha,
cuyo comienzo data de muchos años (...) La guerra civil de El Salvador,
en que fuerzas revolucionarias pretenden derrocar a sucesivos regímenes
similarmente represivos, ha cobrado 70.000 vidas en los últimos
10 años (...) La más joven y la única hija de una
familia de 4, Ana R., salvadoreña, vivía con su marido, maestro
de escuela y 4 hijos. Ganaba dinero extra para la familia con un negocito
en su casa. Según ella misma indica, gozó de buena salud
mental y física hasta 1980, cuando comenzaron a aparecer corrientemente
cadáveres en las calles de su pueblo y ella se puso muy ansiosa
y sintió miedo. Al año, en su casa irrumpieron soldados buscando
guerrilleros. Golpearon a la señora R., saquearon la casa y su negocio.
Durante ese período de creciente miedo, el gobierno comenzó
una purga de maestros de escuela. Hombres armados vestidos de civil -un
escuadrón de la muerte- llegaron a la casa por la noche y raptaron
al señor R. La señora R. despertó a los niños
y se fue rápidamente a la casa de su madre. Pasó los tres
días siguientes buscando a su marido en las morgues, entre cadáveres
en todos los estados de descomposición, algunos mutilados y con
marcas de tortura. Nunca lo encontró. Debido a que su marido, maestro
de escuela, había sido señalado por el gobierno como un subversivo,
Ana R. fue arrestada unos pocos días después y ubicada en
una guarnición militar. Con varios otros prisioneros fue llevada
a un lugar alejado en el campo, donde ella pensó iban a ser ejecutados.
Los prisioneros varones fueron fusilados sumariamente. Del grupo de 19
mujeres, una fue señalada por los soldados. Le sacaron su blusa
a tirones. Ana trató de desviar su vista, pero un soldado le agarró
la cabeza y la obligó a observar cómo a la mujer le cortaban
el pecho con un machete. Momentos después se acercó un grupo
de personas que pasaban por el lugar en un peregrinaje religioso. En la
confusión, Ana ingeniosamente se escabulló y se sumó
a la procesión. De vuelta en su casa se preparó rápidamente
para abandonar el país, por temor a que su presencia como prófuga,
pusiera en peligro a su familia. Ella entró a los Estados Unidos
en el maletero de su automóvil"(3).
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Los datos con respecto a la salud de la mujer indican, según
informes de la OMS que un 50% de las mujeres del Sur, padecen deficiencia
de hierro o anemia. Cada año mueren 500.000 mujeres en problemas
relacionados con el embarazo y el parto. Otro tema preocupante, es el de
las madres adolescentes. Africa es el continente que presenta la tasa más
elevada de madres muy jóvenes. Tres de cada cuatro adolescentes
son madres. En Africa y Oriente Medio existen sociedades que practican
la circuncisión femenina. Se cree que ésta asegura la fidelidad
de la mujer y su pureza, según los códigos culturales de
estos pueblos. Estas mutilaciones, agravadas por las malas condiciones
sanitarias en que se realizan, pueden provocar hemorragias, infecciones,
incontinencia, cortes en la uretra, vejiga y ano, etc. Además de
limitar la posibilidad de una plena realización sexual en la mujer.
Se registra, por otra parte, una mayor exposición del sector femenino
de los países del Sur, en el avance del sida. Mientras que en los
países desarrollados aún afecta más a los hombres.
La utilización de preservativos es simplemente imposible en ciertas
regiones de Asia y Africa por el coste económico que significan.
Influye asimismo en la exposición a la enfermedad, las concepciones
religiosas y el prejuicio generalizado de que las mujeres son culpables
de la propagación de las enfermedades de transmisión sexual.
La modificación de los patrones acerca del rol sexual pasivo de
la mujer podrían favorecer su prevención.
La situación laboral, a pesar de los esfuerzos realizados hasta
ahora, sigue siendo desigual para hombres y mujeres. La mujer soporta la
doble carga del trabajo doméstico y el desarrollado fuera del hogar.
Mientras se niega el valor económico y social del primero. La carga
se duplica para el caso de las trabajadoras campesinas, que realizan tareas
de elaboración y almacenamiento de alimentos, labranza, recolección
y crianza de animales. Según la FAO, las mujeres producen el 50%
de toda la producción alimentaria mundial. Y en los países
del Tercer Mundo, entre un 60 y un 90% de las mujeres se dedican a la agricultura.
En la actualidad, las mujeres son consideradas mano de obra barata en las
maquilas. Por lo general, estas empresas no tienen sindicatos y fomentan
la competitividad entre los obreros mediante el sistema de trabajo por
cuotas de producción en vez de jornadas.
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"Las trabajadoras de Accesorios Nuevo Mundo, maquiladora de exportación
ubicada en León, Guanajuato, y propiedad de la corporación
estadounidense Overland Products Inc., demandaron la intervención
del presidente Carlos Salinas de Gortari y del gobernador de la entidad,
Medina Plascencia, para obligar a la empresa a que respete la ley laboral
mexicana, ya que viola su derecho a la libre sindicalización. Ríos,
Estrada y Serrano, informaron que los representantes de la trasnacional,
Hans Ridles e Ignacio Constanza, han sometido a los 280 asalariados -que
en su mayoría son mujeres y ganan entre 90 y 110 mil pesos semanales
por 60 horas de trabajo- a una serie de presiones que incluso provocaron
que una obrera abortara dentro de la planta, para obligarlas a no afiliarse
al Sindicato 20 de Noviembre, filial del Frente Auténtico del Trabajo
(FAT). Hicieron notar que violando la legislación laboral mexicana,
los representantes de esa maquiladora, en cuanto supieron que su personal
había decidido ingresar a una organización gremial independiente,
firmaron a principios de febrero y a espaldas de la base un contrato colectivo
con el personal del Sindicato Mario Suárez de la Industria del Calzado,
de la Confederación Revolucionaria de Trabajadores (CRT). Al enterarse
de la ilegal maniobra, dijeron, el Sindicato 20 de Noviembre del FAT, que
había logrado la afiliación voluntaria de la mayoría
de los trabajadores, demandó la titularidad del contrato colectivo
ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. La empresa incrementó
entonces la campaña de presión. Despidió a tres de
las obreras que encabezan el movimiento, a otras, se les mantuvo secuestradas
por varias horas en las oficinas de Ignacio Constanza, ofreciéndoles
mejores salarios, dinero, casas y también amenazándolas de
que algo podía pasarles a sus familias o a ellas mismas de no desistirse
a la afiliación al FAT. Otras trabajadoras sufrieron el acoso de
personal de confianza, hubo cambio de puestos para que ganaran menos; "en
fin, el ambiente es de tal presión que Soledad Garay sufrió
el aborto de una criatura de siete meses"(4).
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"De los 156 millones de analfabetos mayores de 15 años que existen
en Africa, casi dos tercios son mujeres, incluso en el caso de Zimbawe,
donde se produjeron mejoras, el 66% de los 2.5 millones de analfabetos
son mujeres. Obviamente, la mayoría de los analfabetos son campesinos
y el resto pertenece a los sectores urbanos más pobres(5).
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En Junio de 1992 aún se mantenía una muy reducida participación
de la mujer en la política:
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En el Parlamento Español representa el 14.6% del total de Diputados
del Congreso y el 10.8% de los miembros del Senado.
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En los Parlamentos autonómicos en su conjunto las mujeres ocupan
el 14.0% de los cargos electos.
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En la fecha indicada había dos mujeres en el Gobierno.
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Un 12.2% de los puestos de dirección General en los Ministerios
son desempeñados por mujeres.
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En el Consejo General del Poder Judicial había en la fecha citada
3 mujeres(6).