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Origen y evolución histórica
Históricamente, el derecho a la igualdad, es decir, el derecho a la no discriminación, encuentra en el cristianismo temprano uno de sus mas importantes antecedentes. La afirmación del cristianismo de que:

Todos somos iguales ante los ojos de Dios

 se refleja la búsqueda de una solución a la injusta desigualdad social de aquélla época. Entre todas las desigualdades, la discriminación por motivos raciales o de origen étnico llevaron a la humanidad a sangrientas persecuciones y al crecimiento de las sociedades esclavistas. Bajo el prejuicio racial numerosos grupos étnicos fueron esclavizados, eliminados o perseguidos. Grandes Imperios como el Egipcio, el Romano y más contemporáneamente los Imperios Occidentales han crecido amparados en la teoría de la superioridad racial.

El proceso de colonización por parte de Europa se llevó a cabo al amparo de ésta teoría. Así, 14 millones de africanos fueron trasladados a América en calidad de esclavos en el transcurso de los siglos XVII y XVIII.

Incluso después de ser abolida la esclavitud, antecedente del racismo actual, el negro siguió siendo tratado discriminadamente en Estados Unidos, llegando esa situación hasta el momento actual; a pesar, incluso, del texto de la Enmienda 13 de la Constitución norteamericana, por virtud de la cual ni en los Estados Unidos ni en cualquier lugar sujeto a su jurisdicción habrá esclavitud ni trabajo forzado, excepto como castigo de un delito del que el responsable haya quedado debidamente convicto.

Por otra parte la llegada de colonos blancos a Africa y Asia produjo el establecimiento de sociedades segregacionistas de dominio europeo.

El caso de la conquista de América es un claro exponente de la discriminación de la población nativa, que pasó a ocupar la escala social más baja, en unas condiciones serviles, consecuencia lógica de la negación de todos sus derechos. El dominico F. Bartolomé de Las Casas, en el siglo XVI alzó su voz contra los abusos españoles, reclamando un trato humanitario para los pobladores indígenas. Las Leyes de Indias de 1542 trataron en vano de regular diversos aspectos de la colonización, lo cual no evitó que en tierras americanas se obviaran las disposiciones legales por parte de los conquistadores.

Dentro del humanismo del siglo XVIII, sus representantes franceses más destacados, Montesquieu y Rousseau, se pronunciaron en este aspecto, esgrimiendo argumentos que luego nutrirían en su esencia los enunciados más universales de los derechos del hombre. Hay que recordar que Montesquieu, hablando del rechazo de una civilización hacia otra, sostenía que "Cada cual llama barbarie lo que no forma parte de su costumbre."

Durante el siglo XIX, los Estados se enfrentan a violaciones de los derechos fundamentales que trascienden fronteras por lo se abre la necesidad de una colaboración intergubernamental para garantizar la protección de éstos.

La lucha contra la esclavitud logró alcanzar mas de 50 tratados entre 1815 y 1880. Después la conferencia de Berlín sobre Africa Central (1855) afirmará "que el comercio de esclavos está prohibido de acuerdo con los principios de Derecho Internacional reconocidos por los poderes firmantes".

En Bruselas, se firmará en 1890 un acuerdo antiesclavista firmado por 18 Estados, y después de la I Guerra Mundial, se destaca el Convenio Internacional sobre la Abolición de la esclavitud y el Comercio de Esclavos auspiciado por la Sociedad de las Naciones de 25 de Septiembre de 1926.

En EEUU, también se ha visto el caso de la discriminación étnica respecto a la población negra que en pleno siglo XX continuaba -y continúa- viviendo situaciones de marginación en función de su color, provocando en muchos casos estallidos de violencia. La lucha por los derechos civiles de la población de raza negra se canalizó en Estados Unidos a través de dos líneas fundamentales: a través de la acción directa, que suponía la realización de acciones violentas, con la figura emblemática de Malcom X y organizaciones como "El Poder Negro", y una línea pacifista, capitaneada por Martin Luther King.

Mucho más dramático, sin embargo, ha sido en el siglo actual, el sostenimiento del régimen del apartheid, que tiene sus orígenes en un racismo colonial que constituyó desde un principio un instrumento de explotación de una mayoría de pobladores negros en beneficio de una minoría blanca, detentadora de todos los privilegios.

Las razones que han llevado al reconocimiento solemne de la igualdad racial, han sido en buena parte históricas. Dos importantes acontecimientos, el holocausto nazi y el proceso descolonizador han puesto de relieve la importancia de ésta cuestión. Como reconocimiento de estas convicciones, la Asamblea General proclamó, en el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948, que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y en el artículo 2 proclamó que "toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra condición".

Con el fin de desarrollar este principio, la Asamblea General aprobó en 1963, la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial que afirma en su Preámbulo "toda doctrina de diferenciación o superioridad racial es científicamente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa, y que nada permite justificar la discriminación racial, ni en la teoría ni en la práctica". Dos años después de ser aprobada ésta declaración, La Asamblea General aprobó y abrió a la firma y a la ratificación la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, el instrumento específico mas importante en el Derecho Internacional sobre este tema.

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