Con posterioridad, una vez que la obra fue ejecutada e instalada, los administradores de INTUSA decidieron retirar la obra porque consideraban que "su efecto era desastroso", por lo que se procedió a desmontar la obra, cuyos materiales se guardaron en un almacén.
Ante esos hechos, el referido artista llevó el caso ante los tribunales, iniciando un largo litigio en defensa de sus derechos de autor, alegando el reconocimiento de la facultad de oponerse a las deformaciones, mutilaciones o modificaciones o cualquier otro atentado contra la obra que cause perjuicio al honor y reputación del artista.