b. Por otro lado, en una sociedad en vías de desarrollo, el contenido
de los derechos culturales está más estrechamente relacionado
con el derecho a la autodeterminación y/o con el concepto de rehabilitación
de una cultura tradicional sometida durante mucho tiempo a una situación
de colonización.
El concepto de derechos culturales en las áreas subdesarrolladas
está íntimamente asociado con la idea de desarrollo, mucho
más que con la idea de ocio. Esto significa que el derecho a la
cultura todavía se identifica, hasta cierto punto, con el derecho
a la educación, a una educación práctica que aspira
a ayudar al individuo a vencer la situación de marginación
en la que está inmerso.
Por tanto, se cometería un grave error, si en el afán
de conservar el "mito de la universalidad" de los Derechos Humanos, se
construyera un concepto general de derechos culturales, en contradicción
con la actual combinación internacional de circunstancias, i. e.
con la realidad mundial.
Estamos a punto de terminar este segundo milenio y todavía millones
de hombres y mujeres son privados de los frutos de la cultura y de los
beneficios del progreso científico. Vacunaciones necesarias y posibles,
por ejemplo contra el cólera en el Perú, no son practicadas
de modo adecuado y, consecuentemente, existen poblaciones no preservadas
de enfermedades cuyos antídotos hace mucho tiempo han sido descubiertos.
Científicos estudian las transformaciones en el mundo, gracias
a subvenciones que proceden del trabajo de las grandes mayorías.
Sin embargo, muchas veces ocurre que intereses políticos o económicos
acaban por prevalecer sobre el derecho a que todos los hombres gocen de
los beneficios resultantes de tales progresos científicos. Es injusto
mantener estructuras por las que estos beneficios son la prerrogativa de
unos pocos.
La primera tarea del hombre es vivir y una de las principales funciones
de la cultura es hacer posible a las personas mantener y perpetuar la vida.
La más importante condición de la vida es la paz y una de
las principales funciones de la interacción cultural es erradicar
las guerras de la vida de las sociedades. Sin embargo, las mayores inversiones
para investigación y desarrollo tecnológico se da en el área
armamentista, pese a los recientes esfuerzos por restringir tal producción.
Por cuanto podríamos concluir que la cultura actual es una cultura
belicista.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos ha tenido una
gran influencia en nuestro pensamiento sobre los derechos del hombre. Pero
el mundo ha presenciado cambios muy radicales en los últimos cuarenta
años. Aunque la UNESCO, organismo de Naciones Unidas que tiene por
misión promover la solidaridad intelectual y moral de la humanidad,
haya sobrevivido a estos cambios, la revolución de la ciencia y
la tecnología exige una nueva perspectiva y una aplicación
más realista de los propósitos e intenciones a las urgentes
necesidades de la humanidad.
El derecho a la cultura de los pobres del mundo debe comenzar por su
liberación de la pobreza, la enfermedad y el analfabetismo. Los
hombres deben aceptar que la ciencia y la aplicación de sus resultados
continuará formando el fondo de toda la cultura humana.
Para terminar, es importante que se comprenda que el derecho a la cultura
incluye la posibilidad de cada hombre de obtener los medios para desarrollar
su personalidad, a través de su participación directa en
el sostén de los valores humanos, y de llegar a ser, de esta forma,
responsable de su situación, bien a escala nacional o mundial.