El derecho a la libre afiliación sindical se vincula estrechamente con el derecho a la libertad de asociación o reunión. Pues conforme hemos señalado, ambos se originaron juntos y su desarrollo fue paralelo. Solamente a comienzos del presente siglo, aparece el derecho a la libre afiliación sindical como una figura jurídica autónoma e independiente; como consecuencia de la expansión del Derecho del Trabajo.
En segundo lugar este derecho se relaciona con el derecho a la libertad de expresión, ya que a través de las organizaciones profesionales, el trabajador puede expresar sus aspiraciones sin que el empleador o el Estado pueda limitar o coartar el ejercicio de esta facultad.
Por último, el derecho a la libre afiliación sindical se conecta con el derecho a la participación política. Para canalizar sus reivindicaciones los trabajadores tienen la posibilidad de elegir o crear una organización que los represente, no únicamente como forma de satisfacción de necesidades económicas inmediatas (aumentos salariales) sino para conseguir una mayor incidencia en la situación política y social de un Estado. Ciertos ejemplos históricos avalan esta proposición. En Inglaterra los orígenes del Partido Laborista se encuentran en las trade-unions; en Polonia fue decisiva la participación activa del sindicato Solidaridad en las posteriores transformaciones sociales y políticas de ese país. Los sindicatos han sido organizaciones que permitieron a los trabajadores llegar a una mayor incidencia en los niveles colectivos de decisión política.