A. Origen y evolución histórica
Las condiciones de explotación en el marco de las relaciones
laborales que trajo consigo la Revolución Industrial, creó
el contexto en el que el movimiento obrero reivindicó la percepción
de un salario justo. El salario se regía entonces, en base a la
teoría de la oferta y la demanda. El trabajo era considerado una
mercancía y no una actividad que tiene como protagonista al hombre.
Se justificaba la necesidad de que el obrero percibiera un salario que
no sobrepasara lo indispensable para su supervivencia, a través
de las siguientes teorías. David Ricardo, siguiendo el punto de
vista malthusiano desarrolló la teoría del salario natural.
Esta consiste en que el trabajador no puede ganar más que el mínimo
para su subsistencia, lo necesario para vivir con estrechez él y
su familia. Si ganara menos perecería poco a poco la población
obrera.
Los salarios aumentarían a raíz de la disminución
de la oferta de fuerza de trabajo. Si el trabajador ganara más del
mínimo indispensable para su existencia, aumentaría el número
de matrimonios y nacimientos y con ello la oferta de brazos. Esto ocasionaría
la baja del salario.
Por primera vez surgió la idea del salario justo en el pensamiento
pontificio, en la Encíclica Rerum Novarum, promulgada en 1891 por
León XIII. Este documento, calificado como la Carta Magna de los
trabajadores, recogió como suyas las consignas del movimiento obrero,
expresando que el salario no debe ser insuficiente para el sustento del
trabajador. Señala la Encíclica: "entre los principales deberes
de los patronos debe figurar, en primer término, el de dar a cada
uno el salario conveniente. Sin duda alguna, para fijar la justa medida
del salario, pueden adoptarse varios puntos de vista; pero, hablando en
términos generales, recuerden, el rico y el patrono que explotar
la pobreza y la miseria y especular con la indigencia son cosas que reprueban
igualmente las leyes divinas y las humanas. Constituiría un crimen
que clamaría al cielo venganza, defraudar a alguien en el precio
de su trabajo: he aquí que el salario que habéis robado con
fraude a vuestros obreros grita contra vosotros, y su clamor ha llegado
al trono del Dios de los ejércitos." (Sant. V.,4).
Con el afianzamiento del Derecho del Trabajo, manifestado a través
del ejercicio de los derechos de sindicación y huelga; cobra vigencia
la idea del salario justo. Se considera a éste el suficiente para
la satisfacción de las necesidades del trabajador y de su familia.
Este deberá permitirle llevar una existencia decorosa y digna, así
como su desarrollo pleno como persona.
En los inicios del presente siglo se asiste a la transición
del Estado liberal clásico al Estado Benefactor. Este último
interviene en el marco de las relaciones obrero- patronales, y limita la
autonomía de la voluntad de las partes. Cobra vigencia la idea del
salario justo como un instrumento para paliar los conflictos dentro de
las relaciones laborales. Así, el Estado fija los salarios mínimos
que deben abonarse a los trabajadores. Los criterios que sirven como base
son los señalados a propósito de la definición de
un salario justo.