El objeto es la existencia humana como bien jurídico básico, determinante de los demás bienes de la personalidad.
Las ejecuciones sumarias y arbitrarias son violaciones graves de los Derechos Humanos y concretamente del bien vida.
Como suelen estar precedidas de la desaparición forzada o involuntaria de las personas o por la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes o la detención o prisión arbitrarias, también suelen ser bienes de la personalidad protegidos con este derecho la integridad psicofísica, la seguridad personal y la intimidad.
Como también se suelen presentar en situaciones en las que se atenta de manera generalizada y grave contra la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, y/o de intolerancia por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión y origen social, son también bienes de la personalidad protegidos por el derecho la libertad y más específicamente la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad religiosa... y la igualdad, con su inherente prohibición de todo tipo de discriminación por razón de raza, sexo... etc...
Por último, como suelen ser utilizados este tipo de violación de los Derechos Humanos contra minorías raciales y culturales es evidente que dos bienes de la personalidad protegidos son la autodeterminación y el desarrollo, y a través de ellos la paz. Se comprueba, en consecuencia, que a través de la protección de un bien clasificable en la primera generación de derechos se está protegiendo bienes de la personalidad clasificables en el ámbito de protección de los derechos de la tercera generación.