D16.17.5. REFLEXION Y ANALISIS
En el servicio militar actual se constata la falta de mecanismos eficaces
para ejercer una protección efectiva de los derechos fundamentales
de los soldados, el anacronismo y la inviabilidad que han alcanzado los
planes de instrucción y, por extensión, la ausencia de una
auténtica formación militar, la carencia de revisiones y
controles del material militar (vehículos de transporte, armamento,
munición, etcétera), a lo que hay que añadir los insuficientes
exámenes médicos, tanto físicos como psíquicos,
que no son exhaustivos ni periódicos, la continua dedicación
de los soldados a trabajos no relacionados con el servicio militar y el
no reconocimiento, en la legislación actual, del derecho a abandonar
el servicio militar por motivos de conciencia (Objeción sobrevenida).
Todo lo cual conforma un marco de graves defectos que han terminado por
convertir a nuestro servicio militar en el más peligroso de Europa
occidental, además de arrojar un elevadísimo número
de continuas denuncias referentes a abusos de poder, violación de
derechos y malos tratos. (5)
Situaciones como la del coronel Martínez Inglés o la situación
de los soldados de reemplazo durante el servicio militar plantea el problema
de de la necesidad de protección del derecho a la libertad de expresión
en el seno del ejército.
Especialmente grave por ser atentatoria del sistema de derechos humanos
es la previsión en el artículo 15 de la Constitución
y en el artículo 24, entre otros, del Código Penal Militar
de poder aplicar la pena de muerte en tiempos de guerra.
Resulta difícil la garantía de los derechos de los soldados
por dos razones fundamentales:
-
El marcado carácter jerárquico inevitable en todos los ejércitos,
lo cual dificulta la existencia de una estructura democrática en
los mismos y consecuentemente el reconocimiento y garantía de los
derechos humanos en su seno.
-
El marcado carácter tradicional, cerrado y corporativista que caracteriza
a la institución militar, lo que dificulta la entrada de nuevos
aires y mentalidades en su seno.
La conclusión, no obstante, no puede ser otra que la siguiente:
la dificultad no debe llevar a la pasividad.