El fundamento último de los derechos de los ancianos no es otro
que la dignidad de la persona humana, que acompaña a su existencia
a lo largo de toda su vida.
El fundamento inmediato o directo consiste en la necesidad de cubrir
o satisfacer las necesidades básicas o fundamentales de los ancianos,
que debido a su edad, se encuentran en una situación especial de
indefensión.