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Origen y evolución histórica
La desigualdad económica es una realidad constante en la historia de la humanidad. Las sociedades han estado caracterizadas por estar divididas en dos sectores: por una parte, aquéllos que poseen los medios económicos suficientes para garantizar una vida en condiciones dignas y por otra, los desposeídos -una gran parte de la población mundial- que no reúne las mínimas condiciones de subsitencia.

El reconocimiento de la igualdad -especialmente la igualdad frente a la Ley- la encontramos formalmente por primera vez positivizada en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica del 4 de julio de 1776:

...Sostenemos por evidentes, por sí mismas, estas verdades: que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables.

La Constitución de la República española de 1931, en su artículo 25 hace una referencia a la no discriminación por razones económicas. Señala el mencionado artículo:

no podrán ser fundamento de privilegio jurídico; la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas ni las creencias religiosas.

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