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Origen y evolución histórica
En la historia del pensamiento filosófico la educación tiene un papel central.
Para Kant, por ejemplo, la ignorancia del pueblo es la mejor receta para poder ejercer un despotismo sobre él. Si lo contrario de la ilustración era el dejarse guiar por otros, éstos últimos serán quienes estén interesados en impedir la ilustración, porque con ella habrán perdido el poder despótico que ejercen sobre los ignorantes ...El afán de dominio de los poderosos sobre los débiles es así uno de los graves impedimentos para la expansión de la ilustración(3).
Pero además, para Kant existe otro impedimento complementario del anterior. No sólo son los poderosos quienes están interesados en que el pueblo permanezca en la ignorancia, sino que es el mismo pueblo el que opone resistencia a salirse de ella. La ignorancia crea indolencia: es mucho más cómodo dejarse guiar por otros que hacer el esfuerzo de pensar por sí mismo. Aún más, es mucho más cómodo dejarse engañar por los hechiceros, que desenmascarar sus sucias artes ..."El pueblo quiere ser dirigido, es decir, quiere ser engañado"(4).
En el siglo XVIII los derechos y deberes educativos se convirtieron en objeto favorito de las construcciones iusnaturalistas más opuestas, las cuales no hacían más que reflejar los deseos político-educativos de los respectivos autores. Y así se contraponía al derecho natural de los padres un derecho igualmente natural de los hijos a una formación comprensiva y estatal, sustraída a los prejuicios de los padres, especialmente en la teorías pedagógicas de la revolución francesa. Pero ya antes, había atribuído Chr. Wolff -en su obra Jus naturae, VII, apartados 253 y ss y VIII, apartados 430 y ss-un derecho natural a la educación del hijo frente al padre, en virtud del cual el Estado podría forzar a los padres a enviar a sus hijos a las escuelas públicas(5).
El reconocimiento formal del derecho a la educación está vinculado al origen de las declaraciones de Derechos Humanos:

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